Thursday, May 04, 2006

El Alma Y El Papel

- Una obra de arte necesita del ingrediente de la justificación para lograrse. Cuando digo justificación no me refiero sólo a una base moral que legitime la trama o la ideología de la obra, sino a razones de credibilidad. Un cineasta (como un pintor o un escritor), tanto si pertenece a la categoría de los creadores como si descansa en la paz industrial de las grandes productoras, siente la necesidad de dotar a sus películas de una atmósfera que posibilite la conexión del espectador más allá de la trama. Así pues, no se trata sólo de identificación del espectador con la trama o los personajes, sino más bien, de reconocerse con los personajes en la historia. Hay autores como Woody Allen que se concentran en la elaboración argumental sobre la existencia de potentes egos protagonistas, fácilmente diferenciados de otros personajes del cine. La historia sólo tiene sentido como escenario donde los sujetos desarrollan una visión del mundo. Otros, como Julio Medem, prefieren el escenario como protagonista e imponen a sus personajes una simbiosis con el entorno, de la que, únicamente algunas veces, sale triunfante. “Tierra” es un ejemplo de solvencia en ese aspecto; no así “Lucía y el sexo” o “Los amantes del círculo polar”, cuyos frágiles protagonistas no alcanzan el climax pretendido por el autor.
El reconocimiento del espectador en los personajes de una película, se lleva tanto positiva, como negativamente, es decir, tanto en la vinculación ideológica por medio de la admiración como en el odio y la repulsa más visceral. Un personaje del cine clásico que recibe ambos estados de ánimo es Ethan Edwards en “Centauros del desierto”). Alex, de “La naranja mecánica” como otros personajes de Kubrick (pienso en Barry Lyndon) actúan como velo impenetrable incapaces de conquistar al espectador y, por lo tanto, dejan la película al simple escenario fotográfico. Kirk Douglas en “Senderos de gloria” sí posee la magia del héroe del cine: nos reconocemos en él y en su idea de justicia.

1 Comments:

At 2:21 AM, Blogger Pablo Sánchez said...

- A mí "Vacas" sí me gustó en ese aspecto impersonal del paisaje como definidor de formas de vida. En todo caso el interés, como tú dices, que puede inspirarme esa familia es nulo. "Tierra" es mi preferida. El personaje de Carmelo Gómez es de los más interesantes que he visto en una película. Sin embargo, el final, como siempre en Medem, es grotesco.

 

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