Saturday, June 14, 2008

Al Final De La Escapada

- “Al final de la escapada” es “la mujer” como paradigma. Jean Seberg como talón de Aquiles del perfecto macarra bogartiano. Belmondo, traicionado, escapa. La muchacha corre detrás. En todo el metraje, la impresión de que la mente de Seberg vuela alto y lejos y sólo ama a Belmondo con intención de convencerse de la existencia de ese amor. Sin la certeza. La chica independiente. El hombre perseguidor: amante y “agresor”.
La película comienza presentándonos a Belmondo, el antihéroe, el delincuente. Vengo pensando que, quizás, la poderosa presencia posterior de Seberg, funcione como sustitución no sólo figurativa, sino (y sobre todo) también moral. ¿Cuál es la preferencia? La mujer moderna frente a los modelos impositivos de la masculinidad arcaica.
Otras películas se han hecho con voluntad de mostrar ese abismo separador de los sexos. Con quizás otra coreografía pero con el mismo espíritu, casi veinte años después, Woody Allen dibuja en Annie Hall un retrato del conflictivo uso que, para él, las mujeres hacen del amor. Un instrumento alejado de la compasión, de la empatía o la confianza. Pequeños gestos, indecisiones camufladas con crisis de pareja. Belmondo y Allen son víctimas propiciatorias del universo femenino; aunque, acaso Allen reaccione con humor ante el desánimo de lo perdido.
Godard borda escenas una tras otra. Lo sublime se alcanza con la larga escena en el dormitorio de Seberg, donde tantas cosas se dicen y donde los protagonistas no reaccionan sino con sus deseos por delante: amar y ser amado. ¿Quieren eso? Seberg embarazada. Belmondo no se preocupa. La imagen de la mujer fuerte, capaz por sí misma de huir, rompiendo la fortaleza masculina. Belmondo paga por todos los Bogart anteriores. El primer plano de Seberg, inmutable ante el insulto de Belmondo, imitando su gesto masculino, mirando provocativamente a cámara. Ingrid Bergman está vengada.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home