No Es País Para Viejos

Blog de Crítica Cinematográfica de Pablo Sánchez
- Salgo de la sala y me pregunto: ¿Es “Juno” una buena película? Quizás la extraordinaria interpretación de Ellen Page y el tema tratado han camuflado el verdadero valor del filme, acaso no deja de ser una comedia de adolescentes, simpática e intrascendente…Pero no es así. No es la mejor película de la historia, eso está claro, e incurre, quizás, en errores (exceso de información, historias paralelas sin interés…); pero desde la primera escena, con un argumento sostenido muy eficazmente por su joven protagonista, la película sobrevuela el espinoso asunto del embarazo adolescente con suma delicadeza y altas dosis de sentido del humor. Cabría achacar al guión de Diablo Cody un lenguaje algo forzado pero, de la misma manera, hay que elogiar lo que, a mi juicio, supone el gran hallazgo de “Juno”: la capacidad de aportar un lenguaje cinematográfico que trasciende lo realista sin derribarlo. Nada parece vulgar: los personajes se comportan de una manera especial, sin caer en lo trágico. Incluso se pasa por el tema del aborto con genialidad, en esa conversación que Juno mantiene a las puertas de la clínica con una compañera de clase, que se manifiesta en soledad contra la interrupción del embarazo. Pero no cae en la parodia, sino que conserva a los personajes en la tierra, sin convertirlos en caricaturas, para, al final, sacar de ellos la ternura, el amor, la moraleja de que todo puede solucionarse si no nos volvemos locos. El matrimonio interpretado por Jason Bateman y Jennifer Garner, interesados como están en adoptar al bebé de Juno, adquieren el rol contrario al de la adolescente: quieren un bebé pero no pueden tenerlo. La crisis que se abre entre ellos puede que sea excesiva para un filme que no necesitaba de más historias. Hay que hacer mención asimismo de Allison Janney y de J.K Simmons, perfectos en su papel de padre y madrastra de la joven protagonista. Ambos representan como nadie el carácter que el director ha querido darle al filme: desenfadados y comprensivos.
La película esconde también la historia de amor que se inicia entre Ellen Page y Michael Cera (su mejor amigo y padre de la criatura); una historia que muestra, hasta qué punto necesitan ambos, tras el parto, volver a su cotidianidad, a su mundo adolescente. La maravillosa última escena, con ambos tocando la guitarra (por cierto, fenomenal banda sonora) mientras la cámara se va alejando, adquiere el empaque de gran momento cinematográfico: vuelven a ser vulgares, a ser felices.